REPORTAJE A JUAN JOSÉ SEBRELI

  • Stampa

REPORTAJE A JUAN JOSÉ SEBRELI

 

 

Juan José Sebreli

 

        por Karolina Elizabeth Alarcón

         Fotos: Sebastián Freire y Gisela Romio

 

 

Juan José Sebreli

 

Juan José Sebreli, representa para latinoamérica el modelo del intelectual libre, opuesto a toda moda y empeñado en fastidiar e incomodar al poder de turno. Literatura, sociología y filosofía se aúnan en su estilo que apartándose del academicismo ha hecho una lúcida crítica de la sociedad moderna y de sus mitos. Su ya clásico, Buenos Aires: vida cotidiana y alienación, es considerado el primer libro de sociología de lectura masiva en lengua castellana.

 

 

 

Tapa (1) de Buenos Aires, vida cotidiana y alienación

 

 

Tapa (2) de Buenos Aires, vida cotidiana y alienación

 

 

Tapa de Crítica de las ideas políticas argentinas 

 

Es uno de los primeros exponentes del existencialismo en Argentina  y ha  traducido a Simone de Beauvoir, Georg Lukácsy Alexandre Kojève.

Sebreli fue encarcelado por su postura crítica al gobierno del dictador Pedro E. Aramburu y decidió exiliarse en Francia.

Años después, como opositor a una nueva dictadura militar argentina, colaboro en generar la llamada “Universidad de las Sombras”.

Ha hecho un incisivo y revelador estudio sobre el fútbol como negocio-espectáculo y fuente de alienación. También somete a agudo y corrosivo análisis el mítico papel  de personajes emblemáticos de la sociedad argentina, como Carlos Gardel, Eva Perón, el Che Guevara y Diego Maradona.

 

 Sus obras fueron traducidas a diversos idiomas, francés, italiano y alemán  entre otros.

En 2015, el insobornable escritor, fue designado Ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.

 

Animamediática:  «Te han hecho innumerables entrevistas sobre tu pensamiento sociológico, filosófico y político, sobre tu antiperonismo.   Me interesaría orientar este reportaje hacia un aspecto menos considerado, pero que creo central en tu obra, el Sebreli literato, artista y sobre todo creador, en una incesante revolución interna, de sí mismo y de una nueva mirada sobre lo argentino. ¿Estás de acuerdo?» 

 

J. J. Sebreli: «Si de acuerdo y muy conforme con la orientación que le das a la entrevista.  

No es raro porque en mi adolescencia tuve una confusión, yo sabía que quería ser escritor. Pero de qué género no sabía. Lo que más leía en esa época era novela, lo que generalmente ocurre con un adolescente; de pronto apareció Sartre, que era literatura y filosofía al mismo tiempo. Me cambió inmediatamente. Me dio la posibilidad de hacer un pensamiento que tenga el atractivo de la literatura con la profundidad de la filosofía. Esa es mi propuesta, que es lo que hacia Sartre». 

 

AM: «La novela, el cine, la fotografía y la música aparecen reiteradamente en tus libros, están asociados a tus recuerdos de infancia, son como confesas: “tu defensa” ¿Cuáles fueron tus primeros hallazgos artísticos?»

 

J. J. Sebreli: «El cine es una de mis grandes pasiones, ocupa un lugar importante, más que nada por sus imágenes. Me interesa su parte plástica. Sobre todo el cine norteamericano y el italiano neorrealista, en especial los films de Fellini: La Strada, Las noches de Cabiria, y El Cuentero. Por otro lado, la fotografía me ayudó con el libro sobre Buenos Aires que es, en cierta medida, un reflejo de las fotografías de Guillermo Coppola. En la música soy bastante polifacético,  con excepción del rock y del folclore. Me gusta el jazz, la música clásica y el tango. Dentro de cada género soy muy selectivo. En este caso cito a Piazzolla “No me gusta el tango, me gusta la música” cuando hay música en el tango me gusta, lo mismo ocurre con el jazz y la música clásica. En general yo te diría que me gusta la música clásica a partir del siglo XIX. Los románticos BrahmsChopín y del siglo XX, Debussy y Ravel; nunca me voy a aburrir con estos músicos. 

 


Federico Fellini

 

 

Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir

 

AM: «Podríamos  decir que la perspectiva estética ha guiado tu mirada sociológica y filosófica». 

 

J. J. Sebreli: «El cine, el arte y la fotografía me enseñaron a mirar. La arquitectura es otro arte que me enseñó a mirar; Europa me gusta mucho por su arquitectura, cuando camino por Buenos Aires comparo cuáles son los edificios que se parecen a los europeos».  

 

AM: «Muchas de tus obras, yo diría que todas, aún las decididamente política son autobiográficas, como Hitchcock siempre te asomas en algún rincón. ¿Es así?» 

 

J. J. Sebreli: «Si. Incluso ahora que estoy escribiendo un libro sobre religiones aparece mi vida, mi influencia católica y cómo me voy desprendiendo de eso. Inevitablemente es así». 

 

AM: «Tus trabajos llevan títulos dignos de la novela, por ejemplo: “Martínez Estrada: una rebelión inútil”; “El olvido de la razón”; “Comediantes y mártires”; “El tiempo de una vida”; “Las señales de la memoria” o “El vacilar de las cosas”. ¿ A qué se debe la elección?»

 

 

 

Tapa de El asedio a la Modernidad

 

 

Tapa de Cuadernos

 

 

Tapa de El tiempo de una vida  

 

J. J. Sebreli: «Varios motivos - uno por mi pasión literaria - ninguno de mis libros tienen títulos académicos. De chico no podía comprar tantos libros porque no tenía el dinero, pero recorría librerías y kioscos; en la estación de constitución había de todo, libros en inglés, no los compraba ni los leía, pero los títulos me atraían mucho, entonces me ponía a imaginar qué sucedía dentro de la trama. Con el cine me sucedía más o menos lo mismo, yo recorría los holes de esa época, veía las grandes fotografías con los títulos. En base a eso armaba e interpretaba la película».  

 

AM: «Parecería que preferís el trato con los escritores y los bohemios antes que con los sociólogos y académicos». 

 

J. J. Sebreli: «Evidentemente la academia no es para mí, tampoco yo les caigo muy simpático ...» 

 

AM: «Tu escritor favorito Jean Paul Sartre fue a la vez filósofo y novelista, jugó incluso un papel similar al tuyo, el de intelectual libre, y tábano encargado de despertar a sus conciudadanos ¿qué significó y qué significa hoy para vos?  ¿Los otros fueron para vos alguna vez el infierno?»  

 

J. J. Sebreli: «La lectura de Sartre me cambió la vida, eso fue cuando yo tenía 18 años. Sartre me interesó hasta la década del 60, ya el Sartre stalinista no me interesa. Lo último que rescato de él es Crítica de la razón dialéctica».

 

AM: «¿Tuviste algún encuentro con él?»

 

J. J. Sebreli: «Conocí a Sartre en un café de París y a Simone de Beauvoir en su departamento».  

 

AM: «Otros escritores que reconoces, al menos momentáneamente, como maestros, Martínez Estrada y Murena fueron también ensayistas y novelistas ¿Qué te distanció de ellos?»  

 

J. J. Sebreli: «Me distanció las primeras lecturas sobre filosofía, Hegel y Sartre. De todos modos le dedico un libro a Martínez Estrada. En contra, pero se lo dedico. Yo trato de hacer una fusión con la filosofía y la sociología. También me interesó la escuela de Frankfurt sobre todo antes de que se vuelvan tan abstractos. Advertí que los autores de este movimiento fueron inspirados por el filósofo alemán Simmel. En realidad si uno estudia la historia del pensamiento se da cuenta que Hegel y Marx  hacían también filosofía y sociología. Sin decirlo. Un ejemplo de este trabajo Filosofía de la historia de Hegel».  

 

AM: «Bernardo Kordón, otro escritor que fue tu amigo y con el cual trabajaste en la revista “Capricornio”, fue también un cronista y amante de Buenos Aires, con el formaste parte de una asociación pro China y viajaste a ese país».

 

J. J. Sebreli: «A Bernardo Kordón yo lo descubro por su relato Alias gardelito  que describe los ambientes lumpen de bajo fondo, que era lo que a mi me interesaba en esa época. El lo hace magníficamente, me inspira».  

 

AM: «Tu obra más celebrada: “Buenos Aires, vida cotidiana y alienación”, tuvo un éxito que nadie esperaba incluido vos mismo; ¿no crees que el deslumbramiento que produjo se basa en su falta de género, mezcla de sociología, novela y autobiografía cuyo antecedente es un hibrido genial: “El Facundo?”»   

 

J. J. Sebreli: «Si claro. Mi mirada es una sociología urbana».  

 

AM: «Tal vez sea una impresión mía pero lo que siempre me parece captar en tus libros es una preocupación por la permanencia y la caducidad de las cosas y los hombres, por el paso irreversible del tiempo. Siento que quisieras dejar una memoria de lo que ves, algo propio también del artista».

 

J. J. Sebreli: «En el último capítulo - Un tema pendiente, la muerte - del libro que estoy escribiendo sobre las religiones, hablo sobre las supervivencias. Yo no creo en la inmortalidad, ni en el cuerpo y el alma, tal como piensan las religiones; en la única inmortalidad que creo es en las cosas que creamos, que serán recordadas en mucho tiempo. Creo como Sartre en la supervivencia a través del arte, él hace referencia sobre esto en el libro La Nausea». 

 

AM: «Una última pregunta. Después de haber criticado a Dios y a María Santísima has sido  nombrado ciudadano ilustre de Buenos Aires. ¿Esperabas que la ciudad que tanto has contemplado se reconozca a sí misma en tu mirada?» 

 

J. J. Sebreli: «No lo pensé, pero me gusta que sea la ciudad de Buenos Aires y no la Nación, la que me reconozca. Yo tengo una teoría, las civilizaciones son las ciudades no la Nación, estás surgen más tardíamente. Las ciudades existieron siempre, las naciones son un invento político del  siglo XVIII. Un ejemplo: Atenas está antes que Grecia, Roma antes que Italia; estoy seguro que los estados nación desaparecerán y quedarán las ciudades, habrá una federación. Soy partidario de la globalización, por eso pienso que las naciones quedarán como una especie de municipalidad, para diferenciarse, en cambio las ciudades quedarán como ciudades, como ciudades globales. Por otro lado yo creo en las identidades locales, no creo en las identidades nacionales, porque la nación, justamente, es una creación política tardía. Es decir el estado crea la nacionalidad, en cambio las ciudades son espontáneas».  

 

 AM: «Y espontáneamente  tu  ciudad te premia ...»

 

J. J. Sebreli: «Sí , curiosa y felizmente, lo hace.»